martes, 28 de agosto de 2012

La eterna polémica


En los últimos días, y los últimos meses, en Barcelona, ha vuelto a surgir la polémica de la prostitución en las calles. El Ayuntamiento de Barcelona ha reformado la Ordenanza de Convivencia Ciudadana con la que se sanciona a las prostitutas con una multa de 100 a 750 euros y a los clientes de 1000 a 3000 euros.

Con esto, el Ayuntamiento, lo único que hace es esconder lo que no gusta a la vista, pero no ataja el problema. Es decir, hacer ver que “aquí no pasa nada”. Pero sí que pasa. Muchas mujeres y hombres recurren a la prostitución como vía de subsistencia o son explotadas/os por mafias. Tanto el uno como el otro, son problemas graves. Y “limpiando” las calles de prostitutas, esto no se soluciona. Pero, claro, también hay personas que ejercen la prostitución de manera voluntaria. ¿Cómo solucionar este problema?

Hay quien dice que lo que hay que hacer es abolir la prostitución, que desaparezca. Está muy bien, y lo comparto, para aquellos casos en que el ejercicio de la prostitución viene inducido por condicionantes externos a la voluntad de esa persona (ya sean económicos, de mafias, etc.).

Eso sí, lo que nunca podemos hacer es prohibirle a alguien hacer algo. Si, por ejemplo, ahora mismo me diera el venazo y se me ocurriera, bajo mi libertad individual, ganar unos euros con la práctica del sexo, ¿quién eres tú, estimado lector, para impedírmelo?

Lo que se tiene que hacer es luchar contra esos condicionantes externos de los que hablaba antes. Por un lado, hacer que el nivel económico de ciertos sectores sociales (especialmente los más pobres, que es donde se concentra más la prostitución) sea más alto, para que no se tenga que recurrir a la prostitución como una forma de ganar dinero para poder sustentarse a sí mismo y a los suyos.

Y, por otro lado, luchar contra las mafias. ¿Eso cómo se consigue? Haciendo que la presión policial sobre ellas sea más fuerte y, también, legalizando la prostitución. Siempre que hay una mafia o un mercado negro sobre cualquier cosa es porque no está legalizado. Sólo hace falta echar un vistazo para ver que es así.

Además, legalizando la prostitución se estaría dando cobertura tanto legal como sanitaria a todas esas personas que, por voluntad propia, desean ejercerla. Actualmente estas personas viven en un limbo jurídico del que muchas piden, a gritos, salir y que se les reconozcan sus derechos. Asociaciones de prostitutas lo piden y, si ellas mismas, organizadas, lo demandan ¿por qué no dárselo? Precisamente, no se es más de izquierdas por negar derechos.

Eso sí, esto no significa que esté diciendo que todas las mujeres y todos los hombres (que también los hay, y cada vez más) que se prostituyen lo hagan de manera voluntaria. Evidentemente, hay que luchar contra las mafias y contra las redes de explotación para que estas desaparezcan, como he dicho antes.

Pero nunca prohibir. Y menos, escondiendo los problemas debajo de la alfombra y criminalizando a las prostitutas como quiere hacer el señor alcalde de Barcelona, Xavier Trias.

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