En los últimos días, y los últimos meses, en Barcelona, ha
vuelto a surgir la polémica de la prostitución en las calles. El Ayuntamiento
de Barcelona ha reformado la Ordenanza de Convivencia Ciudadana con la que se sanciona
a las prostitutas con una multa de 100 a 750 euros y a los clientes de 1000 a
3000 euros.
Con esto, el Ayuntamiento, lo único que hace es esconder lo
que no gusta a la vista, pero no ataja el problema. Es decir, hacer ver que “aquí
no pasa nada”. Pero sí que pasa. Muchas mujeres y hombres recurren a la
prostitución como vía de subsistencia o son explotadas/os por mafias. Tanto el
uno como el otro, son problemas graves. Y “limpiando” las calles de
prostitutas, esto no se soluciona. Pero, claro, también hay personas que
ejercen la prostitución de manera voluntaria. ¿Cómo solucionar este problema?
Hay quien dice que lo que hay que hacer es abolir la
prostitución, que desaparezca. Está muy bien, y lo comparto, para aquellos
casos en que el ejercicio de la prostitución viene inducido por condicionantes
externos a la voluntad de esa persona (ya sean económicos, de mafias, etc.).
Eso sí, lo que nunca podemos hacer es prohibirle a alguien
hacer algo. Si, por ejemplo, ahora mismo me diera el venazo y se me ocurriera,
bajo mi libertad individual, ganar unos euros con la práctica del sexo, ¿quién
eres tú, estimado lector, para impedírmelo?
Lo que se tiene que hacer es luchar contra esos
condicionantes externos de los que hablaba antes. Por un lado, hacer que el
nivel económico de ciertos sectores sociales (especialmente los más pobres, que
es donde se concentra más la prostitución) sea más alto, para que no se tenga
que recurrir a la prostitución como una forma de ganar dinero para poder sustentarse
a sí mismo y a los suyos.
Y, por otro lado, luchar contra las mafias. ¿Eso cómo se
consigue? Haciendo que la presión policial sobre ellas sea más fuerte y,
también, legalizando la prostitución. Siempre que hay una mafia o un mercado
negro sobre cualquier cosa es porque no está legalizado. Sólo hace falta echar
un vistazo para ver que es así.
Además, legalizando la prostitución se estaría dando
cobertura tanto legal como sanitaria a todas esas personas que, por voluntad
propia, desean ejercerla. Actualmente estas personas viven en un limbo jurídico
del que muchas piden, a gritos, salir y que se les reconozcan sus derechos. Asociaciones
de prostitutas lo piden y, si ellas mismas, organizadas, lo demandan ¿por qué
no dárselo? Precisamente, no se es más de izquierdas por negar derechos.
Eso sí, esto no significa que esté diciendo que todas las
mujeres y todos los hombres (que también los hay, y cada vez más) que se
prostituyen lo hagan de manera voluntaria. Evidentemente, hay que luchar contra
las mafias y contra las redes de explotación para que estas desaparezcan, como
he dicho antes.
Pero nunca prohibir. Y menos, escondiendo los problemas
debajo de la alfombra y criminalizando a las prostitutas como quiere hacer el
señor alcalde de Barcelona, Xavier Trias.
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